A un platito de jamón
tres ratitas acudieron
para darse un atracón
el manjar se repartieron
y a su casa se marcharon
donde allí se lo comieron:
La una se lo comió todo,
entero y sin masticar
y a la mañana siguiente
cama tuvo que guardar.
La otra, muy lista que es ella,
lo escondió para otro día,
pero al comerlo podrido
su tripa la dolería.
La tercera llegó casa
y con diez lo repartió
felices comieron todas
y a ninguna la faltó.
Ya se acaba la poesía
con una simple lección,
pues no hay que ser egoísta
ni comer todo el jamón,
hay que compartirlo todo
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